Crónica: Sonorama Ribera 2025. Entre leyendas, nuevas promesas y una energía imparable
- Stanza Musical
- 3 sept
- 5 Min. de lectura

Un año más, el Sonorama Ribera se consolida como uno de los grandes santuarios de la música en directo en España. Esta edición de 2025 no solo ha sido una celebración de lo mejor del indie, pop y rock nacional e internacional, sino también un cruce generacional que ha reunido a artistas consagrados, bandas míticas y nuevas voces que ya reclaman su sitio en lo más alto. Cuatro días de emociones desbordadas, noches infinitas y un público entregado que volvió a llenar cada rincón de la capital ribereña.
Esta edición fue profundamente emotiva, marcada por el recuerdo de figuras como Tara y otros, y por un espíritu solidario que se reflejó en cada rincón del evento
La jornada inaugural arrancó fuerte con Pignoise, que volvió a demostrar que sus himnos adolescentes siguen más vivos que nunca. Le siguieron Duncan Dhu, regalando una actuación elegante y nostálgica que hizo corear a miles su eterno "En algún lugar". Pero el gran golpe de efecto llegó con Franz Ferdinand: los escoceses hicieron saltar el recinto con su imbatible "Take Me Out", recordándonos que el rock alternativo de los 2000 aún late con fuerza.
Haciendo así que cada uno de los días del festival tuvieran momentos memorables.
Fotos: Stanza Musical @photocrom
Los momentos íntimos también tuvieron su espacio. Iñigo Quintero emocionó con su particular sensibilidad, en un set que combinó piano, luces suaves y una voz que conecta sin filtros. Amaia, con su magnetismo habitual, regaló una de las actuaciones más mágicas del festival, combinando canciones de su nuevo disco con versiones que pusieron la piel de gallina.
La banda Siloe ofreció uno de los conciertos más aplaudidos, con una puesta en escena potente y una energía que conectó especialmente con el público más joven. Merino y Carlos Ares brillaron en los escenarios secundarios, confirmando que el futuro del pop alternativo está asegurado.
Fotos: Stanza Musical @photocrom
Marlon subió al escenario y demostró, una vez más, que son una de las bandas más queridas y con mayor magnetismo del panorama nacional actual. Con un directo enérgico, una banda bien engrasada y un público totalmente entregado, el grupo asturiano ofreció uno de los conciertos más coreados del festival.
Fotos: Stanza Musical @photocrom
En medio de un cartel donde reinaba el pop alternativo y las nuevas voces del indie, la actuación de Ash en el Sonorama Ribera fue un chute de energía noventera y un recordatorio del poder del rock sin artificios. Los norirlandeses ofrecieron un concierto impecable, directo y sin concesiones, demostrando que, a pesar del paso del tiempo, su esencia permanece intacta.
Fotos: Stanza Musical @photocrom
Uno de los grandes bloques del festival fue, sin duda, la explosión del indie pop español. Viva Suecia firmó uno de los conciertos más multitudinarios, con un setlist pensado para el festival: épico, emocionante y directo al corazón.
Fotos: Stanza Musical @photocrom
Dorian, siempre efectivos, y Carlos Sadness, con su habitual mezcla de tropicalismo y lirismo, mantuvieron el listón alto.
Fotos: Stanza Musical @photocrom
Por su parte, Arde Bogotá demostró por qué ya no son promesa sino realidad: riffs crudos, letras generacionales y un directo arrollador que presentó con su aclamado show Eclipse, un show que ya muchos definen como el más brutal y multitudinario de la historia del festival.
La puesta en escena incluía desde una gran esfera solar que evolucionaba como si fuera un eclipse, hasta una pasarela que se convertía creativamente en una gasolinera, y representaciones visuales que recreaban lunas de sangre.
La banda interpretó alrededor de 90 a 100 minutos de show, incluyendo temas como Veneno, Abajo, El Beso, Tijeras, La torre Picasso, Flores de venganza, Exoplaneta, Virtud y castigo, Copiloto, Salvación, Los perros y la canción de mierda de su "Cariño" .
La conexión con el público fue absoluta: miles de asistentes corearon cada estrofa y vivieron el concierto como una experiencia colectiva transformadora
Hens, Enol, Walls, Besmaya y La La Love You fueron los encargados de movilizar a la masa joven, que saltó y coreó cada estribillo como si fuera el último.
Fotos: Stanza Musical @photocrom
Nena Daconte saltó al escenario principal con una actuación que fue destacada por su capacidad de sorprender: comenzó con un beat de estilo rave, muy energético y poco usual en su repertorio habitual, con una vestimenta audaz, con un mono de pedrería reminiscente e inciando su set con uno de sus grandes éxitos, "Tenía tanto que darte", conectando de inmediato con el público, y cerró con otro de sus temas emblemáticos, "¿En qué estrella estará?"

Fotos: Stanza Musical @photocrom
Entre tanto guitarreo, hubo espacio también para otros colores. Chambao trajo su "flamenco chill" con un mensaje de calma y conciencia, mientras que La Raíz volvió a reunir a sus fieles en una actuación cargada de mensaje y emoción colectiva. Café Quijano, con su particular estilo, sorprendió a más de uno con un set nostálgico y bailable.
Arizona Baby y Supergrass pusieron el acento más rockero del cartel, mientras que Anabel Lee, Melifluo, Paula Mattheus, Barry B y Alberttinny ofrecieron algunas de las actuaciones más reveladoras del festival, demostrando que Sonorama sigue apostando por las nuevas escenas emergentes.
Pero si hay un nombre que encendió el festival como pocos, fue Carolina Durante. Su set fue una descarga eléctrica de principio a fin, culminando en un pogo colectivo durante “Cayetano” que dejó el recinto temblando. Pocas bandas saben conectar con el público de forma tan visceral.
Fotos: Stanza Musical @photocrom
Más allá de la música, el ambiente fue, como siempre, uno de los grandes protagonistas. Calles llenas, brindis con vino Ribera del Duero, reencuentros, y esa sensación de comunidad que solo Sonorama sabe crear. El recinto ferial se mantuvo impecable pese a la afluencia masiva, y la logística volvió a estar a la altura del evento.
Esta edición ha sido un homenaje a la música en directo en todas sus formas. Una celebración transversal que ha reunido lo mejor de varias generaciones en un mismo espacio. Desde leyendas internacionales hasta promesas que ya son presente, el Sonorama Ribera ha vuelto a demostrar por qué es mucho más que un festival: es un sentimiento colectivo, una cita ineludible y una experiencia que se graba en la memoria (y en las piernas) de quienes lo viven.
Queremos recordar que sin duda alguna la noche del sábado 9 de agosto quedará grabada en la memoria de todos los asistentes gracias a un espectacular show de drones que sobrevoló el cielo de Aranda de Duero: unas alas abrazando el nombre de Tara, una gran bandera palestina, un símbolo de la paz y un emotivo mensaje de agradecimiento de Sonorama a su público.
Por que queda claro que "La vida es lo que lo que pasa entre Sonorama y Sonorama".
Ya estamos deseando de vivir la edición del 2026. Así que hasta el año que viene, Sonorama.
¡Y gracias por tanto siempre!
