top of page

Crónica: Alberttinny nos inunda el corazón con la magia de sus canciones

  • Foto del escritor: Stanza Musical
    Stanza Musical
  • hace 2 días
  • 3 Min. de lectura
ree

El pasado viernes 17 de octubre de 2025, en la sala El Desierto Rojo de Valladolid, Alberttinny (alias de Alberto Pérez) regaló a su público una noche intensa, íntima y llena de significado.

La sala, de aforo moderado, permitió que el espectáculo se sintiera cercano, informal y directo. El público, expectante, acudió sabiendo que este concierto marca el inicio de la segunda ronda de la gira de presentación de su álbum Kintsukuroi, tras la primera fase en 2024-2025.


Al caer las luces, Alberttinny apareció acompañado por su banda habitual —entre ellos Alejandro Jordá en batería y percusión, y compañero suyo del grupo Izal.

El concierto arrancó con fuerza emocional: la canción que da título al álbum, “Kintsukuroi”, abrió el setlist, marcando al instante la atmósfera de reparación, de cicatriz convertida en arte, que impregna su nuevo trabajo.

El repertorio transitó por una mezcla de sonidos: guitarras limpias y folk, momentos más íntimos de voz desnuda, y pasajes en que los teclados y arreglos electrónicos aportaban textura. Esto coincide con lo que se ha dicho sobre el álbum: “guitarras folk acompañadas de sintetizadores con muchos matices”.



Entre las canciones que resonaron fuerte, destacan “Únicos” —un canto a la aceptación personal— y “Flores y velas”, que combinó la melancolía con un impulso vital que el público sintió como propio.

Un momento especialmente emotivo fue cuando Alberttinny, desde el escenario, compartió que en esta fase de su carrera lo importante no es tanto el número de seguidores, sino «ser fiel a lo que siento». Esa confesión rompió el techado de la sala, y el público respondió con aplausos prolongados.


La cercanía fue la nota dominante: entre canción y canción, el artista se permitió pausas para respirar, mirar al público, reconocer que la sala el Desierto Rojo y la ciudad de Valladolid eran especiales para él.

El público respondió con atención total: no había móviles constantemente alzado, sino alguien que quería escuchar, sumarse, sentir.

La banda acompañó con una solvencia discreta pero sólida: nada estridente que distrajese; todo al servicio del mensaje y la emoción.

Con canciones como “Mi Propio Incendio”, “Vacío” y “Causas Perdidas”, se cerró un ciclo emocional: aceptación, duelo, esperanza



El final dejó una mezcla de plenitud y pausa: después del bis, la sala se quedó con el eco de las últimas notas, y muchos respiraron profundo como si acabaran de vivir algo más que un concierto. Fue una experiencia de “recomposición” personal y musical, acorde con el sentido del álbum “Kintsukuroi” (técnica japonesa de reparar con oro).

Al salir, la sensación era clara: este no era solo un concierto más, sino un punto de inflexión que cada una de sus canciones te hace pensar y para quienes siguen a Alberttinny y han podido asistir a sus conciertos o escuchar alguna de sus canciones, saben muy bien de lo que hablamos.


Fue una gran noche para Alberttinny y para el público de Valladolid. Un concierto que supo ser íntimo pero intenso; personal pero compartido. Fue una experiencia musical única, donde la guitarra, la voz y la honestidad se alinearon para ofrecer algo más que un concierto: un espacio de intimidad. Alberttinny demuestra que su nueva fase, tiene sentido, coherencia y fuerza, lo que hace que cada una de sus canciones te inunde el corazón de paz.

Logo Final Png.png

©2025 por Stanza Musical

bottom of page