Crónica: Ultraligera arrasa como un huracán en Madrid
- Stanza Musical 
- hace 2 días
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Cuando la escena del rock-alternativo en España parecía haberse estancado, Ultraligera irrumpe con una fuerza arrolladora este mes de Octubre, y lo hace en su casa: la Sala La Riviera de Madrid. Lo que se presentaba como una serie de conciertos más, se convirtió en un acontecimiento colectivo que ha quedado grabado en la memoria de muchos.
Ultraligera anunciaba varias noches en La Riviera —fechas como el 9, 11, 13, 14 y el 21 de octubre de 2025— todas ellas anunciadas como “sold out” en cuestión de horas.
La sala, tradicionalmente venerada en Madrid para el directo, se llenaba cada noche con un público ansioso, expectante, sabiendo que quizá estaban asistiendo al nacimiento de algo grande. Los fans comentaban colas que serpenteaban por la zona, camisetas con el nombre del grupo, y una atmósfera que era más de ritual que de concierto al uso.
Cada noche fue increíble y única, pero nosotros no quisimos perdérnoslo así que el 21 de Octubre allí estábamos en primera fila para no perdernos absolutamente nada, ya que desde el principio te engancha ya que Ultraligera irrumpía desde el público y llegaba al escenario cruzando la sala, generando un inmediato vínculo y una sensación de “estamos todos juntos en esto”.
Al comenzar el concierto ya sentías esa energía que desbordan con su sonido tan electrizante y cañero y comenzamos a cantar “La Basura” a pleno pulmón. Con “Si tú supieras” la banda mostró su lado más directo: guitarras claras, batería contundente, y Gisme acercándose a la primera fila, invitando al público a cantar. El público respondió al estribillo con entusiasmo, algunos saltando al unísono, otros alzando los brazos. Fue el primer gran “clic” de la noche: ese momento colectivo de “ya estamos todos”.
Pero no todo es saltar y gritar con Ultraligera, cuando comenzaron los primeros acordes de
“Amor Amor”, la intensidad bajo ligeramente para subir la emoción. Las luces se volvieron más suaves, rojas y doradas. Gisme se sentó con guitarra acústica en mano, y casi en formato íntimo cantó los primeros versos. El público guardó silencio y fue un momento de calma antes del vendaval que se avecinaba.
Con “El Pueblo” retomaron la fuerza. El público cantaba y se creó una atmósfera de comunidad, de estar juntos, de compartir algo más que canciones.
Tras esa conexión llegó “Europa”, una canción que es “de las más complejas de interpretar” pero también de las más emocionantes.
Entre canción y canción y sin pausa para respirar, entró “Pelo de Foca”, tema que condensa la energía de la banda. Aquí el escenario se volvió arena de diversión: saltos, riffs de guitarra punzantes, el público gritando “¡Pelo de foca!” en el estribillo. Gisme recorrió el escenario, se asomó al foso, y el público respondió empujando, cantando, moviéndose como un solo cuerpo. Fue uno de los momentos más festivos de la noche.
Tras esa descarga vino “Me miras mal”. Aquí la banda moderó un poco la locura para dar espacio al groove: riffs oscuros, bajo potente, batería controlada.
Con “Mierda de Fiesta” la banda invitó al descontrol divertido. La letra crítica-irónica prendió entre el público: se entendió como “esta fiesta es una mierda, pero la celebramos igual”.
No podía faltar uno de nuestros temas favoritos “Tú no lo ves”, clásico que ya se sabe que “la gente lo revienta en directo”. Gisme se colocó en el centro del escenario, micrófono elevado, y pidió al público que lo cantase sin él. Y lo hicieron. Fue uno de los momentos donde banda y público se fundieron completamente.
Pensando que se acercaba el final, Ultraligera no podía marcharse del escenario sin tocar “Recuerdos del Baile”. Canción que sin duda alguna no faltará jamás en un concierto de la banda, ya que es para todos un himno que no dudamos en cantar y bailar, llenándonos los ojos de mucha emoción y advirtiéndonos de que algo bueno se estaba acabando.

Así que como cierre apoteósico llego… “Matanza en el Hotel” con estallidos de guitarras y batería que evidencian el lado más roquero del grupo, el público volvió al estado de euforia máxima: gritos, saltos, “matanza” metafórica de la inhibición. Fue la descarga final que cerró la noche como se merece. Cuando las luces se apagaron, había aplausos prolongados, ovación, y algunos todavía canturreaban el estribillo al salir.
Cerrar el concierto con esta canción le dio un final potente, que quedaba grabado en la memoria de todos los allí presentes.
Este tramo final, la energía de la sala y la banda se fundieron: el público no era solo espectador, era parte del espectáculo y eso es lo que hace únicos y especiales a Ultraligera, quienes sin duda alguna el saber conectar así con tu publico hace que sigas sobre el escenario toda una vida entera, y eso queremos con Ultraligera.














